Montesino
sabía que a los maestros españoles les faltaba formación para educar a los
párvulos, por lo que dedicó su “Manual para
los maestros de escuelas de párvulos” con una
intención didáctica, formado por tres partes. Dedicó la primera a contar como
era la educación en las escuelas de párvulos en el extranjero y la segunda a
ayudar a los futuros
maestros a que conozcan las principales características que tiene esta etapa
educativa y como es su organización.
Montesino
empieza explicando cómo debe ser el local
escolar: de forma cuadrilonga, con un patio, corral o prado contiguo a la
escuela, bastante grande para que los niños puedan jugar y ejercitarse al aire
libre, un cobertizo en este corral para que los niños colocar cómodamente sus
meriendas, gorras y capotes, comer, jugar y permanecer en las horas que no son
de escuela, y cuándo la estación no les permite estar al descubierto, así como
un lugar común con separación para niños y niñas.
A
continuación Montesino habla sobre el
mobiliario y los recursos didácticos que corresponde al tipo de clase que
él quiere implantar. Lo primero que recomienda es un banco por los lados,
colocando una parte para los más pequeños, y dejando claro que si el local es
grande y hay muchos niños será necesario colocar dos gradas por todo alrededor.
Por encima de las gradas debe ir colocado un crucifijo o imagen de la Virgen.
La
escuela también debe contar con “un tablero con las lecciones, punteros con los
que los niños señalaran, un encerado negro, un ábaco, una mesa para el maestro,
un libro de matrículas de los niños, otro libro para llevar las cuentas; otro
libro en que las visitas puedan plasmar sus impresiones, y otro libro-cuaderno
en que el maestro anote periódicamente sus observaciones sobre cada niño”.
La
escuela también debe de contar con un catecismo, agua corriente y pizarras
pequeñas y por último se indica que la casa del maestro debe de estar cerca de
la escuela.
Una vez
explicado todo lo anterior, ahora Montesinos hace referencia a la organización y la didáctica, para ello
nombra a los “instructores de clase”.
Estos, eran necesarios en todas las escuelas con más de 100 alumnos.
El
zamorano también nos indicó como debe ser
la entrada a la escuela, las actividades que se llevan a cabo en ella, todo
lo referente a la limpieza y al aseo, al canto conjunto, actividades de
lectura, de cuentos, de juegos...
En el “Manual”, Montesinos deja claro que el
arte es educar y lo llevará a cabo mediante el aumento de la estimulación de los
sentidos y capacidades de los niños. Para todo esto el maestro utilizará la
naturaleza y los objetos que le rodea y si con esto no es suficiente empleará
imágenes, láminas o dibujos.
En
definitiva, Montesinos deja patente su pensamiento pedagógico en una clara idea
de modernización para la escuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario